-Mis manos son pequeñas y por eso se me derrama la leche aunque no quiera.
-Mis piernas son cortas, por favor, espérame y camina más despacio, así puedo anda contigo.
-No me pegues en las manos cuando toco algo lindo y de color brillante. Es que quiero aprender.
-Por favor, mírame cuando te hablo. Así sé que me estás escuchando.
-No me regañes todo el día… Déjame equivocar sin hacerme sentir estúpido
.-No esperes que el dibujo que pinte sea perfecto… Ámame por haber tratado de hacerlo bien.
-Recuerda que soy un niño, no un adulto pequeño… A veces no entiendo lo que me dices.
-Te quiero tanto… por favor, ámame por lo que soy, no por las cosas que hago.
-No me rechaces cuando estés molesta conmigo y vengo a darte un beso… Me siento solo, abandonado y con miedo.
-Cuando me gritas, me asusto… Por favor, explícame que he hecho.
-No te enfades cuando en la noche las sombras y la obscuridad me dan miedo, y me despierto y te llamo. Tu abrazo es lo único que me devuelve la paz.
-Cuando vamos a las tiendas no sueltes mi mano… Temo perderme y que no me encuentre jamás.
-Me siento muy triste cuando papá y tú discuten… A veces pienso que es por culpa mía y se me encoge el estómago y no sé qué hacer.
-Muchas veces veo que abrazas y acaricias a mi hermano… ¿Lo quieres más que a mi?.
-Me regañaste cuando rompí mi juguete favorito y me eché a llorar; yo estaba triste y peor que tú… No lo hice a propósito y me quedé sin él.
-Te molestaste porque me ensucié jugando… Pero la sensación del barro en mis pies era tan rica y la tarde tan linda…
-Me meten miedo con el infierno y no sé lo que es… Debe ser algo tan terrible como estar sin ti.
-Aunque me dejaron con los tíos y la pasé bien, les eché mucho de menos toda la semana… Ojalá no hubiera vacaciones para los papás.
-Hoy te sentiste mal y yo me preocupé mucho. Traté de entretenerte con mis juegos y me dieron un par de nalgadas, me sacaron de tu lado… Me fui a un rincón a llorar… ¿Que haría yo si tú te murieras?

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